viernes, 24 de julio de 2015

Los filósofos y las máquinas de Paolo Rossi



   Nos encontramos  en un estudio de pintura junto a caballetes, cuadros, esbozos y demás materiales propios de un pintor. De pronto uno de los pinceles que el pintor usa para retratar a su cliente se le cae de las manos con un gesto torpe. El gentil cliente se acerca para recoger el pincel que ofrece, rápidamente, al agradecido pintor. ¿Quiénes son estas dos personas que nos molestamos en mencionar? Estamos hablando ni más ni menos que de Tiziano y el emperados Carlos V. Era algo insólito que la persona más poderosa del s. XVI enalteciera con tal gesto a un mero pintor. Un par de decenios antes o incluso un par de siglos el pintor era considerado un mero artesano, no mucho mejor que el resto, y desde luego no digno de ningún reconocimiento. La base de que tal contraste se diera es lo que pretende aportar la obra de Rossi, según la cual, esto se explica por una revolución a la hora de entender las "artes". Como es sabido, la educación durante el medievo se basaba en el trivium y el cuadrivium que conforman las artes liberales. el inicio de estas se halla en la antigüedad. Más concretamente comenzaron a surgir en el contexto de hombre libres griegos que podían dedicarse a los estudios. Los hombres que no eran libres, los esclavos, eran quienes se encargaban de las tareas manuales. Como consecuencia, todo trabajo o investigación que implicara el trabajo del cuerpo era denostado como algo indigno. El asunto quedó completamente zanjado con la filosofía racionalista de Platón y Aristóteles que consagraban la vida contemplativa en la que para la investigación bastaba el uso del intelecto.

   El resultado de aquella concepción era que pintores, artesanos, arquitectos y técnicos de todo tipo fueran tratados de forma indigna y, lo que es peor, que sus observaciones empíricas no se tuvieran en cuenta en las investigaciones. Los matemáticos, gramáticos y demás integrantes de los estudios liberales podían mirarlos con el gesto propio de quienes se sienten en una posición de superioridad. Andrea Vesalio en "De corporis humani fabrica" (1534) nos da cuenta de este desprecio por todo lo manual. Según sus descripciones, en las sesiones de estudios anatómicos eran dos los participante. Por un lado estaba el médico o estudioso de las enfermedades y por otro aquel que hacía propiamente la disección pues el médico no podía hacer un trabajo manual, cosa muy deshonrosa. Vesalio veía en esta situación algo supremamente disparatado y no dudaba en señalar este como una de los hechos de que se tuviera un peor conocimiento del funcionamiento del cuerpo humano, pues conlleva que el médico no tenga un conocimiento cabal de cuestiones anatómicas. Decir que de una actividad manual se podía obtener mayor conocimiento de una determinada materia era ya algo revolucionario y como constata P. Rossy esta sería la dirección que seguirían un número significativo de personalidades que van desde finales del medievo al renacimiento. Una de esas personas, que afirmaba con rotundidad el beneficio de las actividades manuales y prácticas para el conocimiento, sería Bernard Palissy. Su actitud no era aislada. El mismo Leon Battista Alberti no dudaba en relacionar la pintura con la ciencia, pues aquella requiere del cálculo de la perspectiva y otros estudios. Piero della Francesca apuntaría en la misma dirección al decir que es necesario para la pintura tener conocimientos de geometría y de las ciencias. Leonardo, por último, tomaría posición al decir: "Si la llamáis mecánica (a la pintura) porque es ante todo manual, las manos representan lo que encuentran en la fantasía; vosotros, escritores, también dibujáis con la pluma aquello que en vuestro entendimiento encontráis". No obstante su interés, y el de la mayoría de los artistas, no era disolver la diferenciación entre las artes, sino incluir sus prácticas entre las liberales.

"Margarita Philosophica Nova"

     La verdadera rebelión intelectual hacia la forma de entender la ciencia como una división entre artes liberales y artes manuales no la encabezarían los artistas, que estaban más interesados en incluirse entre los liberales, sino por los primeros iconos que reivindicaban un experimentalismo en las investigaciones, como Vesalio o Palissy. Aunque esto no desestima a los artista que inauguraron una actitud seguida también por los otros, en la que no bastaba una mera descripción de los fenómenos sino que se buscaba un elemento teórico lo suficientemente fuerte como para dar cuenta de los hechos descritos. Esta línea que se empieza a imponer durante el renacimiento acabará con Bacon como principal epígono. El relato histórico hasta aquí trazado nos lleva a un punto de total rechazo de la cultura libresca y filosófica: "Enojados contra la naturaleza, que ignoraban, los dialécticos se han construido otra, a saber, la de las formalidades, las ecceidades, las relaciones, las ideas platónicas y otras monstruosidades que ni  los mismos que las han inventado pueden entender. A todas estas cosas se les atribuyen un nombre lleno de dignidad y la llaman metafísica." (Rabelais, I, 24). Rabelais y Swift parodian a los antiguos doctos en sus sátiras, pero es Bacon quien en el campo filosófico crea un pensamiento de abierta ruptura con el modo de concebir el conocimiento y la ciencia desde la antigüedad hasta sus días.

    Todas estas cosas son las que abarca la obra de Rossi, que sin duda es un erudito y un gran historiador. Aun con todo, hay ciertas cosas que me han generado reservas. La primera de ellas es que en algunos momentos parece ceder a sus pasiones intelectuales y tratar algún tema que no vincula suficientemente con la problemática del ensayo. Habida cuenta de ello es la excesiva presencia, en mi opinión, de Bacon o cuando trata temas sobre si este es un utilitarista o no teniendo en cuenta el modo en que se le ha traducido. Creo que el ensayo hubiera quedado mejor si por ejemplo se hubiera centrado más en el impacto de las máquinas en los filósofos, pues a partir del capítulo 2 se centra sobre todo en cómo surge la cienciay la noción de saber acumulativo. A pesar de eso y que en algunas ocasiones parece que está haciendo un mero listado de personalidades que se oponía a las artes liberales, es un ensayo indudablemente interesante, escrito en un estilo que no sobrecoge por méritos estilísticos pero al menos claro y conciso. Resumiendo podría decir que me ha dado la impresión de que en alguna ocasión pierde la atención sobre lo que en un primer momento pretende pero dado lo interesante de todo cuanto trata eso no me parece un demérito absoluto.
  


martes, 21 de julio de 2015

"Antes del fin" de Ernesto Sabato

 Fragmentos de las págs 102-104


   "La historia no progresa. Fue el gran Giambattista Vico el que lo dijo: "Corsi e recorsi". La historia está regida por un movimineto de marchas y contramarchas, idea que retomó Schopenhauer y luego, Nietzsche. El progreso es únicamente válido para el pensamiento puro. Las matemáticas de Einstein son evidentemente superiores. El resto, prácticamente lo más importante, ocurre de la corteza cerebral para abajo. Y su centro es el corazón. Esa misteriosa víscera, casi mecánica bomba de sangre, tan nada al lado de la innumerable y laberíntica complejidad del cerebro, pero que por algo nos duele cuando estamos frente a grandes crisis. Por motivos que no alcanzamos a comprender, el corazón parece ser el que más acusa los misterios, las tristezas, las pasiones, las envidias, los resentimientos, el amor y la soledad, hasta la misma existencia de Dios o del Demonio. El hombre no progresa, porque su alma es la misma. Como dice el Eclesiastés, "no hay nada nuevo bajo el sol", y se refiere precisamente al corazón del hombre, en todas las épocas habitado por los mismos atributos, empujados a nobles heroísmos, pero también seducido por el mal. La técnica y la razón fueron los medios que los positivistas postularon como teas que iluminarían nuestro camino hacia el Progreso. !Vaya luz que nos trajeron! El fin de siglo nos sorprende a oscuras, y la evanescente claridad que aún nos queda parece indicar que estamos rodeados de sombras. Náufrago en las tinieblas, el hombre avanza hacia el próximo milenio con la incertidumbre de quien avizora un abismo.

    (...) desde la palanca hasta el logaritmo, la historia del creciente dominio del hombre sobre el universo ha sido también la historia de las sucesivas abstracciones. El capitalismo moderno y la ciencia positiva son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero no ya el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser con aspecto todavía, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca máquina anónima. Este es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, que orgullosamente se levantó contra Dios, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa."