Sobre la revuelta de Niká contra el emperador Justiniano:
"La gran revuelta de enero de 532 (...) fue la peor explosión de violencia en la historia romana oriental. Profundamente disgustados con los ministros, el pueblo y el Senado se unieron contra el emperador. Media ciudad se vio envuelta en llamas. Cuando estas se elevaban en torno al gran palacio, solo Teodora fue capaz de dar ánimos a su marido, presa del pánico: 'La púrpura es una gloriosa mortaja', le dijo".