"El hábito de pensar por medio de comparaciones es fatal. Cuando ocurre algo agradable, hay que disfrutarlo plenamente, sin pararse a pensar que no es tan grande como alguna otra cosa que le puede ocurrir a algún otro. 'Sí' dirá el envidioso, 'hace un día espléndido y es primavera y los pájaros cantan y las flores se abren, pero tengo entendido que la primavera en Sicilia es mil veces más bella, que los pájaros cantan mil veces mejor en las arboledas del Helicón y que las rosas de Sharon son mucho más bonitas que las de mi jardín'. (...) Todas estas comparaciones son absurdas y tontas. (...) En realidad, la envidia es un tipo de vicio en parte moral y en parte intelectual, que consiste en no ver las cosas tal como son, sino en relación con otras".