Interrumpí mi lectura de McCullough sobre La corona de hierva porque encontré este libro. Nada más verlo sentí la tentación de leerlo. El recuerdo que tenía de las Lecciones preliminares de Morente era muy grato. Pensaba que, con su gran conocimiento de la historia de la filosofía, y su habitual sencillez a la hora de expresarse, podría decir cosas que me sería útiles además de amenas. Me embarqué entonces en su lectura, atraído por algunas partes que componían el libro, como el escrito en el que habla de la relación entre Goethe y Spinoza o aquel otro titulado Lección sobre metafísica.
Pues bien comencé a leerlo ilusionado, aunque esa ilusión no me duró mucho. La introducción ya me hizo pensarme detenidamente si leerlo o no. Parece casi una hagiografía de Morente en la que él es un santo que acabó aceptando el sacerdocio (cosa que antes no sabía). La cuestión es que conforme avanzaba más veía la orientación católica de Morente. No es que crea que es algo malo. No. Pero cuando yo leía en el índice un par de partes dedicadas a Santo Tomás esperaba una exposición ilustrativa de su pensamiento, no una alabanza al "doctor angélico". Algo de esto pasaba en gran parte del resto de escritos. Casi todos son posteriores a 1939, época por la que creo que ya se estaba inclinando al sacerdocio. El resultado es, por supuesto, la defensa de ciertas ideas cristianas. Creo que el mejor ejemplo sería Ensayos sobre el progreso. En esta parte del libro se plantea qué es aquello que nosotros llamamos progreso. Preguntándose esto acaba diciendo que solo podemos decir que algo progresa cuando hemos establecido dos puntos: el punto desde el que partimos y el punto al que queremos llegar. Cuanto más cerca estemos de este último, con más razón podremos decir que hemos progresado. Claro que, como ha dejado entrever, hay que plantearse cuál va a ser el punto al que queremos llegar. ¿Qué mejor objetivo o punto de llegada que un mundo en el que los valores como la bondad se cumplan? Esto es lo que opina García Morente, y es aquí donde el sentido de progreso se separa del que normalmente usamos. Solemos decir que se ha progresado cuando un país atrasado tecnológicamente se pone al día. Es decir, para la mayoría progreso está ligado con tecnología, con desarrollo de inventos que mejoren nuestra vida. Lo que aquí dice el autor no es malo, es su perspectiva. Lo que quizá haya provocado mi rechazo es que como ejemplo de una etapa en la que "se ha progresado" pone la edad media. Esto me causó una gran sorpresa porque él dice que en aquella época se ponía mucho empeño en alcanzar los valores. Olvida todos los aspectos malos de la edad media, el principal de ellos la iglesia católica, y no solo opina eso sino que, por el contrario, opina que eran buenos. Habla de la tranquilidad de la gente de aquel tiempo y la vida sosegada que llevaban contemplando a Dios... No voy a seguir con estos "Ensayos sobre el progreso"... Haré simplemente un apunte de otro escrito suyo en el que intenta definir qué es la hispanidad y cuál es su esencia. Bien. Pues Morente dice que la esencia de España está unida a la religión católica... No he dicho gran cosa sobre todos los escrito pero creo que he señalado algún aspecto que ya puede indicar a quien lea esto por qué derroteros anda este señor.
Me resisto a escribir más sobre este libro que me ha defraudado de forma tan manifiesta. No es solo que el autor parezca que vive en el siglo pasado (como en realidad vivió), sino a sus ideas anticuadas vinculadas con la iglesia. De todas formas quiero decir que las ideas que defiende no es lo que más me ha molestado (aunque lo haya parecido). No. Sus ideas las respeto (aunque no las comparto). Lo que más me ha molestado es que me he encontrado con un Manuel García Morente distinto al de las Lecciones preliminares, con distintos objetivos. Mientras en las Lecciones está el filósofo, aquí está, en gran medida, el monje. El cambio es considerable entre estos dos Manuel Garcia Morente y el contraste de ellos es lo que me ha resultado molesto. Me precipito a poner el punto final a mi opinión sobre este libro del cual no quiero escribir más