Y la nobleza, ¿qué otra cosa es sino el albur del nacimiento inspirada en la necedad del pueblo? Vemos hartas veces que esta nobleza se adquiere con robos.
La firme y auténtica nobleza nace de la virtud.
Desechando, pues, las apreciaciones del vulgo, ten por el mayor de los males no la pobreza o el ruin linaje, ni la cárcel, ni la desnudez, ni la ignominia, ni la deformidad física, ni la enfermedad, ni la flaqueza, sino los vicios y los anejos, la ignorancia, la tontez y la locura.
Y porque en esta nuestra peregrinación traemos el alma encerrada en el cuerpo y tesoros cuantiosos en vasos de barro, no hemos de repudiar y desdeñar el cuerpo sistemáticamente.
No descuidarás la memoria, ni consentirás que por no cultivarla se entorpezca.
Así que deben ser esquivadas todas aquellas artes incompatibles con la virtud, como lo son todas las adivinatorias, verbigracia, quiromancia, piromancia, nigromancia, hidromancia; tamibén la astrología, que encubre la mayor proporción de la vanidad pestífera inventada por el mayor de los impostores: el demonio. Estas artes tratan y profesan aquellas materias que Dios se preservó para Él solo, a saber: el conocimiento de las cosas venideras y abstrusas.
Del hombre es el errar; pero perseverar en el error es exclusivo del necio.
La cumbre de todo saber y erudición es aquella filosofía que remedia aun las más recias enfermedades morales.
Harta diligencia se pone en la curación del cuerpo y tanto mayor es la que debe ponerse en la del alma, cuanto que sus dolencias son más secretas, más graves, más peligrosas.
Este es el gran premio del esfuerzo por la cultura cuyo más auténtico fruto es que todo aquel grande y variado caudal de conocimientos no nos sirva para la necia admiración y alarde vano, sino que se traduzca a la vida práctica, y quien antes que todos saque el provecho sea su poseedor; y no se quede encerrada en el entendimiento como en bujeta, donde todos van a sacar lo que les cumple, pero es inútil para el vaso o el recipiente.
Este es el gran premio del esfuerzo por la cultura cuyo más auténtico fruto es que todo aquel grande y variado caudal de conocimientos no nos sirva para la necia admiración y alarde vano, sino que se traduzca a la vida práctica, y quien antes que todos saque el provecho sea su poseedor; y no se quede encerrada en el entendimiento como en bujeta, donde todos van a sacar lo que les cumple, pero es inútil para el vaso o el recipiente.
En la amistad conviene que haya fe, constancia y llaneza, por manera que del amigo no tengas ningún recelo ni prestes oído fácil a los suspicaces y a los delatores.
Se muy tardío en admitir amigos, pero una vez admitidos, se más constante en retenerlos.
La vida no es vida para los suspicaces o los desconfiados, sino una muerte continua.
Es un viejo dicho: para ser verdadero no seas malpensado. Este otro, aunque nuevo en palabras, es viejo en sentido: para vivir en quietud no seas sospechoso.
Con los inferiores muéstrate comedido; con los superiores, reverente; con los iguales, asequible y fácil, y para el vicio, se siempre duro, rígido, vertical, inexorable.
Ni conviene que pienses que tú solo eres hombre y todos los otros bestias que no han de atreverse ni a chistar. Eres hombre; vive con los hombres en pie de igualdad.
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