Hoy podemos decir que, lamentablemente, ha terminado el V salón del manga de Murcia. Ni que decir tiene que en los días que ha tenido lugar el evento ha contado con un aforo masivo, superando las 20.000 visitas (un número mucho mayor que el de cualquiera de las anteriores ediciones). El evento ha tenido una ajetreada agenda que incluía una gran diversidad de actividades que iban desde el visionado de películas a charlas, concursos de cosplay o pequeños cursos sobre japonés y manualidades. Obviamente no se podía asistir a todo así que pretendo dar mis impresiones sobre el salón del manga de este año y más concretamente de los actos a los que pude asistir.
Uno de las mejores cosas que se puede decir de estos eventos es que no solo son un lugar de compra, no es un lugar donde solo haya tiendas. No, también es un lugar de encuentro, diversión y aprendizaje. Sus charlas y talleres son muy instructivos a la par que entretenidos . Yo asistí a varias de esas charlas pero me centraré en hablar un poco de solo dos para que así quienes no pudieron ir sepan un poco de lo que se habló. La primera de esas charlas que mencioné trataba temas de mitología japonesa y hablaba sobre distintas historias acerca de dioses y su representación en el anime.
Como en cualquier mitología, la japonesa comparte ciertas similitudes con las demás: es la primera forma con la que los hombres damos sentido al mundo que nos rodea y a nosotros mismos; una forma distinta podría ser la filosofía o la ciencia. Así el origen del mundo y del hombre queda explicado. Uno de los mitos que explicaba el nacimiento del mundo está representado por la relación que mantuvieron los dos primeros dioses, Izanagi e Izanami. De su unión surgieron 8 islas de Japón y una gran cantidad de dioses... Cuando Izanami estaba en el parto de su próximo hijo, el espíritu del fuego, falleció. Nada más ocurrir esto, el dios amante de Izanami, mató al nuevo dios y fue a buscar a la fallecida al lugar donde estaban los muertos. Este descenso al reino de los muertos recuerda a Orfeo, de la mitología griega, cuando fue al Hades a salvar a su amante. El resultado en ambas historias es igual de infortunado. El fracaso prevalece y no queda más que aceptar la muerte del otro. Después de salir del Yomi (el mundo de los muertos) el dios-amante Izanagi sintió la necesidad de limpiarse y fue al arroyo de una de las islas japonesas. Mientras limpiaba sus ojos y su nariz nacieron Amaterasu, Tsuki y Susano, entre quienes repartió el cielo, la tierra y el mar. Después de esto él se retiró al cielo.
Esto no era lo más interesante (más que nada porque esto se puede saber leyendo el "Kojiki") sino porque se hablaba de cómo distintas criaturas de la mitología japonesa aparecían con cierta frecuencia en algunos animes. De estos últimos ponía como ejemplo una serie bastante popular: Claymore. En esta serie aparecían esos seres llamados yomas: monstruos que deboran las entrañas de los hombres para obtener alimento. Entre estos se encontraban tanto los obake como los jorogumo.
Esto no era lo más interesante (más que nada porque esto se puede saber leyendo el "Kojiki") sino porque se hablaba de cómo distintas criaturas de la mitología japonesa aparecían con cierta frecuencia en algunos animes. De estos últimos ponía como ejemplo una serie bastante popular: Claymore. En esta serie aparecían esos seres llamados yomas: monstruos que deboran las entrañas de los hombres para obtener alimento. Entre estos se encontraban tanto los obake como los jorogumo.
La otra charla a la que pude asistir versaba sobre el tema de las lolitas... y, evidentemente, yo tenía las misma idea vaga que tiene la gente común que no sabe sobre el tema: automáticamente relaciona el tema con la Lolita de Nabokov. En mi caso también lo asociaba a las idol japonesas (que nadie me mate por esto xd). Lo cierto es que tenía que ver con algo muy distinto: es un modo de vestir inspirado en el siglo XIX inglés. Se empezó a poner de moda gracias ciertos grupos de música rock que utilizaban este estilo decimonónico. Tuvieron tanta influencia que crearon tendencia en Japón. Más tarde los europeos importaríamos este estilo al que se le había dado una vuelta de tuerca, modernizándolo y creándose subestilos. Así, hoy podemos hablar de distintos estilos dentro del lolita: están aquellos que se inspiran de forma más fiel a la vestimenta de la Inglaterra victoriana y aquellos que le han dado un toque más innovador (hasta el punto de que parece que hay quienes discuten que eso pueda llamarse vestimenta lolita). Dentro del lolita hay vestimenta tanto para hombre como para mujer. La ropa de varón sería similar a la de los personajes de Kuroshitsuji: largas chaquetas y levitas elegantes.
Tengo que confesar que yo era de los que entraron con una sonrisa burlona de oreja a oreja... pero cuando salí mi opinión respecto al tema cambió considerablemente. Me hizo reflexionar ligeramente. Entonces me di cuenta de que 50 minutos antes yo discriminaba con la misma facilidad con la que otras personas discriminan por el mero hecho de que alguien lea, vea anime o simplemente tenga un gusto que no sea "normal". Y he aquí la grandeza de un salón del manga: en él se reunen personas distintas al ciudadano medio, todas esas piezas solitarias que se diferencian de la mayoría. El miedo al otro, "al distinto a mi" siempre genera exclusión: no conociendo la realidad de la otra persona autoafirmo la mía y la de quienes son como yo. Así es como las mayorías siempre discriminan a las minorías y todo lo que ellas representan porque de este manera reafirman su modo de vida y sus costumbres como "el verdadero, el bueno de verdad". El hecho de que todas esas piezas peculiares, distintas al resto puedan reunirse en un mismo lugar durante varios días para disfrutar de las mismas aficiones es algo que ya tiene mérito. Podríamos decir que estos eventos son un lugar de sonora catarsis que evidencian la silenciosa (y a veces no tan silenciosa) discriminación que nuestras sociedades modernas ejercen sobre sus minorías.
Precisamente me hizo reflexionar sobre esto una chica, que en el turno de preguntas de la segunda charla, contó su historia: una de esas historias que entristecen a cualquiera... No tuvo una adolescencia fácil y todo por ser distinta. A ella y a todos los que son minoría les dedico estas líneas (a pesar de su escaso valor) y les recuerdo aquella frase que decía Don Quijote cuando unos pueblerinos se reían de Sancho y de él: "Ladran, luego cabalgamos".
Tengo que confesar que yo era de los que entraron con una sonrisa burlona de oreja a oreja... pero cuando salí mi opinión respecto al tema cambió considerablemente. Me hizo reflexionar ligeramente. Entonces me di cuenta de que 50 minutos antes yo discriminaba con la misma facilidad con la que otras personas discriminan por el mero hecho de que alguien lea, vea anime o simplemente tenga un gusto que no sea "normal". Y he aquí la grandeza de un salón del manga: en él se reunen personas distintas al ciudadano medio, todas esas piezas solitarias que se diferencian de la mayoría. El miedo al otro, "al distinto a mi" siempre genera exclusión: no conociendo la realidad de la otra persona autoafirmo la mía y la de quienes son como yo. Así es como las mayorías siempre discriminan a las minorías y todo lo que ellas representan porque de este manera reafirman su modo de vida y sus costumbres como "el verdadero, el bueno de verdad". El hecho de que todas esas piezas peculiares, distintas al resto puedan reunirse en un mismo lugar durante varios días para disfrutar de las mismas aficiones es algo que ya tiene mérito. Podríamos decir que estos eventos son un lugar de sonora catarsis que evidencian la silenciosa (y a veces no tan silenciosa) discriminación que nuestras sociedades modernas ejercen sobre sus minorías.
Precisamente me hizo reflexionar sobre esto una chica, que en el turno de preguntas de la segunda charla, contó su historia: una de esas historias que entristecen a cualquiera... No tuvo una adolescencia fácil y todo por ser distinta. A ella y a todos los que son minoría les dedico estas líneas (a pesar de su escaso valor) y les recuerdo aquella frase que decía Don Quijote cuando unos pueblerinos se reían de Sancho y de él: "Ladran, luego cabalgamos".
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