La tendencia a la mitología es universal en la mente humana. Nuestra imaginativa mente teje como las famosas hilanderas, mas no vidas, sino orígenes de mundos y ciudades. Así Rómulo y Remo fundaron la ciudad que sería un imperio de imperios. Pero sin las faldas levantadas de cierta sacerdotisa y sus escarceos con el dios guerrero, nada hubiera pasado. Gran Bretaña encontró su expresión mitológica en Albión. William Blake, poeta y pintor, lo emplearía para hablar de los males que afectaban al pobre héroe, que era reflejo de su nación. El materialismo y el racionalismo ciego carcomían a Albión. Hoy Albión es un cadáver: sombra de un imperio que ha moldeado el mundo con su lengua y filosofía, no acierta a ver dónde se dirigen sus pasos. Albión deja Europa sin saber muy bien hacia dónde se encamina. Será un anciano, con bastón, todavía poderoso y temible, que se apoyará en el hombro de su principal hijo: Estados Unidos. De tal palo tal astilla. Hoy el palo es astilla y la astilla palo. Juntos seguirán durante un tiempo contaminando el mundo con los males que Blake viera en su tiempo y que hoy son más fuertes y virulentos.
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