"Tú has ordenado, y así es, que todo ánimo desordenado sea castigo en sí mismo" (I, 12)
"Hay, pues, algún dolor que merece aprobación, ninguno que merezca ser amado" (III, 2, 4)
"Tú eres grande, Señor, y miras las cosas humildes, y conoces de lejos las elevadas, y no te acercas sino a los contritos de corazón, ni serás hallado de los soberbios, aunque con pericia cuenten las estrellas del cielo y arenas del mar y midan las regiones del cielo e investiguen el curso de los astros" (V, 3, 3)
"El que es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho" ( VI, 10, 16)
"Muchas veces los amigos nos pervierten adulando, así como los enemigos nos corrigen insultando" (IX, 8, 18)
"Por la continencia, en efecto, somos juntados y reducidos a la unidad, de la que nos habíamos apartado, derramándonos en muchas cosas. Porque menos te ama quien ama algo contigo y no lo ama por ti" (X, 29, 40)
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