martes, 19 de marzo de 2013

El alquimista trovador de Luis Racionero

Conversación entre Bonastruc (o Nahmánides) y Raimundo Lulio:

    -Los antiguos emplearon la estructura del cielo como clave y código general de conocimientos, a fin de que, en el caso de que todos los archivos y conocimientos humanos se perdiesen, fuera posible recobrar y reconstruir la estructura que formaba la base de todas las artes y las ciencias, calcando sobre un papiro o una mesa de madera la constitución del cielo. Por esto el conocimiento de la astrología antigua es indispensable para los investigadores de la naturaleza.

    Y Bonastruc fue señalando con la mano los signos del techo, desvelando ante los ojos ávidos de Raimundo los símbolos que ornaban la bóveda.

   - El cielo fue medido por los antiguos en doce grandes divisiones, a las que dieron el nombre de casas del zodíaco. Dentro de estas casas o signos se mueven los astros. Si consideras que a cada signo del zodíaco le corresponde una letra y que cada planeta tiene también su letra, el cielo se convierte en un alfabeto en movimiento en el que las letras planetarias van a colocarse delante de cada una de las letras fijas zodiacales. Así están escritos en los cielos los nombres los nombres que encontraremos en todas las grandes religiones: Ishwatra o Iesus-rex, Maha-Maya, o la Virgen de las grandes aguas celestiales. Todo está escrito con letras de fuego en el firmamento.