miércoles, 23 de abril de 2014

Metamorfosis de la lectura

    Cuándo y cómo surgieron las lenguas son problemas que siempre ha tenido presente el hombre. Desde el mito de Babel y la confusión de las lenguas hasta las ideas de Chomsky hemos tenido un amplio repertorio de explicaciones, conjeturas, hipótesis y argumentos de toda índole. No se ha prestado tanta atención, sin embargo, a la escritura y al hecho de leer. Y mucho menos a la capacidad camaleónica de la lengua escrita de perpetuarse en distintos soportes. Los papiros, los pergaminos, los códices, el libro que actualmente conocemos o el e-book que cada vez vemos con mayor frecuencia. El libro de Román Gubern es un intento de unir estos dos temas y desarrollarlos de forma armónica. Quizá sea por esto que el libro se plantea desde un punto de vista genetista, lineal, que se remonta al origen y llega a nuestro presente. Empieza por tanto un relato. Un relato del origen de las lenguas, del pensamiento, de la comunicación, de la escritura, de la literatura... Y todo ello lo pretende hacer en unas escasas 120 páginas. Esto no puede hacerse sin caer en cierta simpleza, en cierta trivialización. Esa superficialidad la podemos detectar al inicio de este ensayo, cuando habla del origen de las lenguas apoyándose en diversas autoridades como antropólogos, paleontólogos, etc. Lo superficial de esta parte no es algo peculiar. Por el contrario, es la nota distintiva de este libro. Como defensa del autor hay que decir que no se debe a que este no sepa llevar el proyecto a buen puerto o a que le falten conocimientos de la materia. Antes bien tiene que ver con el hecho de la brevedad del ensayo. La consecuencia es que la parte del origen del lenguaje se despacha rápidamente, sin miramientos, en unas pocas páginas. No será la única parte en la que esto ocurra. De hecho ocurre constantemente. "Metamorfosis de la lectura" es la invitación a un viaje express en el que se nos van lanzando multitud de datos históricos y algunas observaciones interesantes.

    Partimos de la cultura y la poesía oral y de cómo esta se perpetúa hasta su decadencia con la escritura. Los Egipcios inventaron el papiro y los griegos de Pérgamo el pergamino. Una vez que el saber puede guardarse de un modo más seguro en la escritura ya no necesita ser memorizado. La cultura oral se pierde y la lectura inicia su andadura. Pero no será hasta mucho después, con la invención de la imprenta, que la lectura pase de ser un acto social a uno privado. El mejor ejemplo es la Biblía. En en medievo su lectura era oral, ante un auditorio, donde podía controlarse escrupulosamente el sentido de sus palabras. Sin embargo al masificarse el número de ejemplares gracias a la imprenta la lectura oral perdió importancia. La lectura era algo íntimo, que ya no se hacía en las plazas, sino en las casas, silenciosamente, sin la atenta mirada del monje o el obispo que velaba de que las escrituras fueran "bien entendidas". Pero una historia de la lectura es necesariamente una historia de la literatura y Román Gubern hace un rápido recorrido por ella. Si tuviera que escoger algún fragmento creo que sería este:

   "Pero la gran novedad en el mundo de la literatura fueron las vanguardias, con su iconoclastia y su experimentalismo alzados a espaldas del mercado. Abrió el fuego Marinetti con el futurismo (1909), cuyas alborotadas propuestas de una revolución maquinista alimentaron tanto el imaginario de Mussolini como el Maiakovski, en el torbellino de la revolución industrial soviética. Gramsci ironizaría sobre los futuristas escribiendo que eran "un grupo de colegiales, que se han escapado de un colegio de jesuitas, han hecho un poco de bulla en el bosque vecino y han sido reconducidos bajo la férula de los guardabosques". En Suiza, corazón neutralista y financiero de Europa, brotó la revoltosa insolencia dadaísta (1916), que obligó a la policía de Zúrich a intervenir varias veces para reprimir su ruidoso entusiasmo revolucionario, mientras dejó en paz a un discreto y silencioso vecino suyo llamado Vladímir Lenin. Y del dadaísmo brotaría la semilla del surrealismo (1924), el movimiento más duradero e influyente, liderado autoritariamente por André breton a pesar de numerosas crisis internas, proponiendo vertiginosas zambullidas en el subconsciente. Las vanguardias supusieron un reto desestabilizador para los lectores tradicionales, confrontados a una desconcertante quiebra de los códigos establecidos  y por eso cuajaron en movimientos muy minoritarios y propio de una "capilla ideológica". (...) Pero además de esta vanguardia, en cierto modo institucional y corporativa, aparecieron francotiradores de la experimentación literaria, como James Joyce al desarrollar en "Ulises" los "flujos de conciencia" (streams of counciousness), representaciones desorganizadas  del curso del subconsciente, que se alejaban radicalmente del monólogo interior consciente, cuya invención literaria suele atribuirse a Eduard Dujardin en "Han cortado los laureles" (1887)."

   Entre nombre y nombre, nos va cartografiando la historia de la literatura de forma esquemática, intercalándola con reflexiones propias ya sea de libros o de la propia literatura. En este último caso siempre pide ayuda a la semiótica de Umberto Eco. Pero como ya comentamos se hace de manera breve y superficial. Y de ese modo, entre curiosidades y grandes títulos de la literatura, es como nos adentraremos en los cambios que plantea el libro electrónico. Aquí es donde me parece que todo lo bueno que había conseguido este ensayo se viene abajo: una comparativa del libro de papel y del e-book. Había conseguido darnos una visión panorámica de la historia de la lectura que, si bien no es exhaustiva, sí que es amena. Y lo había hecho con cierto estilo y observaciones interesantes y pertinentes... Pero cuando me haces una comparativa en la que algunas de las cosas que señalas son: "7) Si un libro tradicional recibe un golpe o cae al suelo no se rompe. No ocurre lo mismo con el e-book". 9) El e-book no puede leerse en la bañera y es peligroso hacerlo junto a una piscina". Solo se me ocurre decir una irreverencia: "Thanks for the obvious info bro".
   
   Un libro que prometía ser entretenido (y que de hecho lo es) se acaba convirtiendo en un ejercicio de erudición con algún comentario espurio y sin mucho valor. Es un libro entretenido pero malogrado, que no termina de una forma satisfactoria. Si tanto el inicio del libro como el final hubieran sido eliminados o cambiados hubiera quedado algo más digno. Mi opinión es que es un libro valiente por su propósito pero desafortunado en su desarrollo.






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